¿Estás dudando de si noviembre es un buen mes para visitar París? A nosotros, que nos gusta descubrir las ciudades sin aglomeraciones y cuando los precios de los vuelos y los alojamientos no están por las nubes, noviembre en París nos parece una idea excelente. Aquí te explicamos por qué.
Podrás ver la Mona Lisa de cerca en el Louvre, y tendrás acceso a los elevadores de la Torre Eiffel sin tener que esperar horas en la fila; pasearás por los muelles del Sena en solitario (o con muy poca gente a tu alrededor), y, además, considera tu suerte: en noviembre en París (y en toda Francia) se celebra con gran ceremonia la primera cata del nuevo vino Beaujolais.
Que no te de miedo el frío: ve preparado con un buen abrigo (o cómprate uno increíble allí), y disfruta de tu viaje a París en noviembre.
Los museos de París
Los rankings nos dicen que después de Londres, París es la ciudad con más museos en el mundo, pero el Louvre es el más visitado de todos. Así que, ya que estás aquí, aparta algo de tiempo para hacer una visita guiada y descubrir por ti mismo las maravillas que distinguen a este museo entre todos los demás.
Si te interesan las artes visuales, tendrás que hacer una difícil elección entre muchas opciones. El Centro Pompidou es una visita obligada para ver arte contemporáneo, y en el Museo de Orsay podrás admirar las grandes obras de los pintores impresionistas y postimpresionistas que cambiaron el rumbo del arte a finales del XIX y principios del XX, como Renoir, Sisley y Gaugin.
Echa un vistazo al Museo Maillol, al Museo Rodin o a la Fundación Louis Vuitton, que abrió sus puertas en 2014. El edificio, una estructura moderna situada en el Bois de Boulogne, merece una visita solo por sí mismo.
Por otro lado, no dejes de visitar el Museo Carnavalet, ubicado en un precioso palacio renacentista en el Marais, y dedicado a la historia de París desde los tiempos del Mesolítico. Es buena idea ir al principio de tu viaje, para empaparte de una vez con la geografía y la historia de la ciudad que vas a estar explorando el resto de tu viaje.
Y aunque podríamos seguirnos recomendándote museos con entusiasmo, ya solo nos queda espacio para dos más: la Fundación Henri Cartier-Bresson, donde siempre tienen excelentes exposiciones de fotoperiodismo y fotografía documental, y el Museo del Perfume Fragonard, porque qué sería de Francia sin sus perfumes.
Los pasajes cubiertos de París
En la primera mitad del siglo XIX, los pasajes cubiertos fueron la respuesta parisina al clima otoñal. Techados con preciosas vidrieras de herrería y cristal que deja pasar la luz natural, son pequeños centros comerciales de alcurnia. En algún momento hubo 150 de ellos, pero la famosa transformación de París en la segunda mitad del siglo XIX (la del Barón Haussmann, un señor del que vas a escuchar mucho en tu estancia en esta ciudad) hizo que desaparecieran muchos de ellos.
Uno de los pasajes más antiguos aún accesibles data de 1799: el Passage des Panoramas, un sueño para los filatelistas, ya que alberga numerosas tiendas de sellos antiguos. El más largo es el Passage du Caire, con 360 metros de longitud, construido durante la campaña de Napoleón en Egipto.
Visita el minúsculo Passage des Princes, con su cúpula de vitrales de colores sobre arabescos metálicos (hoy en día es el “templo de los juegos de video”); el Passage Verdeau, con sus tiendas de antigüedades y librerías de segunda mano; y la muy elegante Galerie Vivienne, donde las tiendas de prêt-à-porter y de diseño de interiores se codean con agradables cafés.
Por último, si quieres degustar lo mejor de la cocina indo-pakistaní en París, ve al Passage Brady, en el distrito 10. En esta olorosa galería construida en 1828 se concentran restaurantes de la India y Pakistán, y también de las más exóticas Mauritania y la Isla Reunión.
El vino nuevo
La fiesta del Beaujolais Nouveau se celebra en toda Francia desde 1951, y el descorche de este vino joven, fresco y afrutado, está regulado por el gobierno francés, que ha decretado el tercer jueves de noviembre (a las 12 del mediodía exactamente) como la fecha oficial para la ceremonia. Conociendo a los franceses, espera quesos, charcutería y conversaciones en voz muy alta para acompañar la cata.
Puedes celebrar la llegada del Beaujolais Nouveau en un gran número de brasseries parisinas. Por ejemplo, Au Pied de Cochon, un establecimiento histórico del barrio de Halles, que organiza una tómbola en la que los premios son (lo adivinaste) botellas de Beaujolais.
En el barrio del Sentier, la Brasserie Dubillot ofrece una velada de Beaujolais con un concierto y un set de DJs para no parar hasta el final de la noche.
Paseos otoñales en París
El mes empieza con la celebración del 1 de noviembre, con la celebración de La Toussaint (Todos los Santos). Como en otros países mayormente católicos, este es un día feriado en el que algunas personas visitan los cementerios para recordar a los que ya se fueron.
Y tal vez ese día no sea el más adecuado para ir al famoso cementerio de Père Lachaise, pero trata de visitarlo en cualquier otro momento. Seguro que alguno de tus héroes culturales está enterrado allí, y este momento, la primera quincena de noviembre, con el otoño en todo su esplendor, es especialmente adecuado para caminar entre mausoleos, tumbas y grandes árboles.
Ve al Jardin des Tuileries para admirar las esculturas de Rodin entre árboles de tonos dorados, camina por los amplios Jardines de Luxemburgo o aventúrate a la periferia de la ciudad y pasea en un entorno natural y tranquilo en el Bois de Vincennes, donde hay un zoo, cuatro lagos y kilómetros y kilómetros de paz, además del viejo castillo de Vincennes (siglo XIV) donde fue ejecutada la supuesta espía Mata Hari.
En resumen...
Como ves, visitar París en noviembre ofrece grandes ventajas. Más allá de los museos, los paseos otoñales, las galerías cubiertas y el primer vino Beaujolais del año, también tendrás la mejor excusa para probar un delicioso chocolate caliente en alguna de las famosas chocolaterías parisinas como Carette o Charles Chocolatier.
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