En la plenitud del verano mediterráneo, Roma en agosto ralentiza su ritmo frenético. Aunque es la temporada alta del turismo, muchos romanos aprovechan las vacaciones escolares para salir de su ciudad (como hacen muchos otros seres humanos en todo el planeta).
Esto se traduce en menos tráfico y congestión, pero verás que algunos establecimientos (restaurantes, tiendas, peluquerías, etc.) permanecen cerrados, y las filas para las atracciones principales pueden ser un poco más largas que en otras épocas. Pero con un poco de paciencia y planeación, se pueden evitar las situaciones desagradables. Después de todo, ¡estás en la ciudad de la dolce vita!
Si quieres tomar nota de algunos consejos generales para viajar a Roma en verano, puedes leer nuestro artículo de Roma en julio. Aquí te sugerimos una pequeña guía esencial de qué hacer en la Ciudad Eterna en agosto.
Conoce la Roma antigua
Cualquier viaje a la ciudad eterna está destinado a incluir sus lugares más emblemáticos. Tanto el Coliseo, el anfiteatro antiguo más grande que se construyó durante el Imperio, como el Panteón, el templo para todos los dioses con su cúpula, una hazaña arquitectónica que aún hoy en día causa admiración, ofrecen una visión única de la vida cotidiana y el esplendor de la cultura romana.
El Foro, centro ceremonial y político de la Roma antigua, es el otro gran sitio arqueológico embutido en la cotidianeidad romana, pero lo cierto es que te vas a cruzar con muchos otros lugares a cada paso. Esta es una ciudad en la que las capas de su historia son visibles y forman parte del paisaje urbano. Por ejemplo, hay otro anfiteatro romano, el Teatro de Marcelo (más antiguo que el Coliseo) donde en verano se celebra una serie de conciertos al aire libre, el festival Concierti del Tempietto.
En verano también te vas a alegrar de poder visitar las catacumbas, donde además del fresquito que hace bajo tierra, podrás sentir los ecos de las primeras comunidades clandestinas de cristianos.
El país más chiquito del mundo
El corazón del catolicismo es un elemento fundamental del atractivo histórico y cultural de Roma. La Ciudad del Vaticano es al mismo tiempo uno de los centros religiosos más visitados del mundo, la residencia permanente del Papa, y el país más pequeño del planeta. Además, cuenta con las impresionantes obras de arte y arquitectura de la Capilla Sixtina y la Basílica de San Pedro, así como con una de las mayores colecciones de arte del mundo, albergada en los Museos Vaticanos.
Así que, aunque sea el país más chiquito del mundo, vas a necesitar mucho tiempo para explorarlo. Aparta todo un día para esta actividad, y asegúrate de que cumples con el código de vestimenta para la visita (tendrás que llevar los hombros cubiertos, y no están permitidos la gorra, los pantalones ni las faldas cortas), pero si te pilla de sorpresa, no te apures: a la entrada venden ponchos para los desprevenidos.
Picnic en Roma
Un día que no haga demasiado calor, ir de picnic a una de las colinas de Roma es una idea excelente para descansar de la ajetreada vida de turista. Compra algo de comida para llevar, un vino fresco, y dirígete a uno los jardines y parques de la ciudad, algunos con vistas incomparables.
En el Jardín de los Naranjos (Giardino degli Aranci), en la colina Aventina, es un lugar mágico desde donde se puede ver hasta la colina Palatina y todas la torres y cúpulas que tus ojos puedan imaginar (hay una salumeria famosa muy cercana, la Volpetti, donde puedes comprar comida para tu picnic).
Otro lugar con una vista panorámica de la ciudad es la colina del Janículo (Beldevere del Gianicolo). Desde un punto de este parque cada día unos guardias uniformados lanzan un cañonazo que anuncia las 12 del mediodía, con la idea de que todos los campanarios y relojes de Roma estén sincronizados (una tradición que empezó antes de los teléfonos inteligentes, obviamente). Fuera de ese momento, la colina es un lugar tranquilo, con amplios espacios verdes para disfrutar de un picnic (y hasta una siesta). En este parque también se encuentra el jardín botánico de Roma, el Orto Botanico dell'Università di Roma "La Sapienza".
El parque predilecto de los romanos es el de Villa Panphili, el más amplio y popular en el centro de la ciudad. Ve allí para sentir la vida cotidiana de Roma, relajarte entre los árboles y descubrir magníficos edificios y fuentes.
Un día de excursión
En caso de que el calor en la ciudad se vuelva realmente insoportable y tengas algún día extra en tu viaje a Roma en agosto, agarra tu traje de baño y ve de excursión a alguna de las playas cercanas a la ciudad. Hay muchas a menos de una hora de trayecto, y si vas entre semana no estarán demasiado abarrotadas. En nuestro artículo de Roma en julio te damos más detalles sobre las playas romanas, pero de todas formas aquí te va un mini resumen:
Ostia, Fregene y Maccarese son tres lugares que puedes considerar para tu escapada al mar, y también Santa Severa, que, aunque se encuentra un poco más lejos, tiene el atractivo añadido de un antiguo castillo medieval a la orilla de la playa.
No solo está el mar; también puedes escaparte al lago Bracciano, también a una hora de Roma. El agua de este lago surte a la ciudad, y por eso no se pueden practicar aquí los deportes acuáticos ni utilizar lanchas motoras. La calidad del agua es excelente para nadar, y puedes visitar los pueblos de Bracciano o Manziana para comer y disfrutar las vistas.
Para terminar...
Un par de consejos más: si puedes, renta una Vespa por unos días. Es la manera más fresquita de moverte por la ciudad, y son fáciles de estacionar. En su defecto, también puedes alquilar una bici eléctrica por unas horas y hacer alguna de las rutas que te propone la autoguia con la que viene equipada la bici. ¡Tómate un café a nuestra salud en la legendaria cafetería Sant’Eustachio!
Nuestro último consejo es que no vayas a Roma sin tu pase de Go City, con el que podrás ahorrar en la entrada a las atracciones principales de la ciudad y completar tu itinerario con algunas de las experiencias y actividades que están en nuestra lista. ¡Fai un buen viaggio!